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Los "espacios maker" en la escuela

La naturaleza interdisciplinaria y empoderadora de los “espacios maker” ayuda a preparar a los jóvenes para un futuro que aún no podemos imaginar.

Los “Maker Spaces” o “Labs” son espacios específicos en el ámbito de las escuelas en los que de modo explícito se “hace”. Se trata de espacios que están dotados con una infraestructura que inspira y sostiene el hacer, desde herramientas sencillas y diversas como martillos, sierras o pinturas hasta desarrollos tecnológicos más sofisticados como impresoras 3D, entre otros.

Cada “Espacio Maker” está diseñado de manera única para satisfacer los intereses de la comunidad que lo creó. Sus características comunes son:


1. Es multidisciplinario, tanto en el enfoque como en los productos creados, fomentando el compromiso y la innovación.


2. Es una mezcla de entornos de aprendizaje formal y "prácticas informales". Esta modalidad hibrida incluye una variedad de formas de ver, valorar, pensar y hacer.


3. La naturaleza del aprendizaje en estos espacios está arraigada a la experiencia de hacer. Valoran el explorar, crear, descubrir cosas, jugar con materiales y herramientas.


¿Por qué usarlos en la escuela?

Un “maker space” tiende a crear la colaboración y el intercambio entre pares y tiene como objetivo generar ideas originales y nuevos modos de aprender. Es posible construir un prototipo; ensayando, probando y reconstruyendo hasta llegar a versiones mejoradas o perfeccionadas, desplegando aprendizaje tanto individual como grupal.


Prepara para el futuro

Una gran critica a la escuela tradicional es que los desafíos que se le plantean a los niños no son similares a los que deberán enfrentar en la vida real. La implementación de los “Espacio Maker” viene a corromper esta problemática.

El resultado de los chicos que trabajaen en los “Espacios Maker” es la resolución independiente de problemas y la preparación auténtica para el futuro ya que simulan los desafíos del mundo real, donde un problema se resuelve desde distintos puntos de vista.

La actividad que se lleve a cabo puede no ser relevante en sí, pero va a influir en el proceso de pensamiento y la capacidad del alumno a conectarse en diferntes campos.

Estos espacios interdisciplinarios proporcionan nuevos contextos y oportunidades para que los estudiantes aprendan y desarrollen diversas habilidades como por ejemplo el compromiso y la colaboración grupal, la creatividad y la curiosidad al mismo tiempo.

El alumno es protagonista

El alumno con la ayuda del docente ocupa un lugar de creador de preguntas y respuestas, está en el centro del proceso educativo, generando así un espacio nuevo de aprendizaje.


Cuando permitimos que los niños experimenten, asuman riesgos y jueguen con sus propias ideas, les damos permiso para que confíen en ellos mismos. Comienzan a verse a sí mismos como aprendices con buenas ideas que pueden transformarlas en realidad. Esto favorece el entusiasmo por aprender a tener un rol activo y responsable en su propio proceso educativo.



El rol docente

El docente debe fomentar la exploración independiente, pero no debe olvidar su rol fundamental de guiar, acompañar y direccionar. A pesar de que los alumnos estén invitados a poner en primer plano sus propias habilidades e ideas, el docente no debe dejar al niño solo. Por el contrario, debe estar en constante búsqueda de fomentar la autonomía en el otro, con desafíos y soluciones pertinentes.


En conclusión, estos espacios son creados para la experimentación de proyectos interdisciplinarios promovidos por los docentes y estudiantes. Trabajando en el “Maker Space”, se darán condiciones en el aula, para que los chicos adquieran una comprensión más profunda.


Fuentes

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