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¿Por qué el aprendizaje basado en competencias será la próxima revolución educativa?




Una gran cantidad de universidades, sobre todo en los Estados Unidos, están comenzando a adoptar una metodología que promete ser revolucionaria. Una metodología que propone dar vuelta el enfoque tradicional con el que se maneja la educación superior, y comenzar a centrar el aprendizaje en el alumno, y no tanto en los programas o los tiempos académicos. Llamada Aprendizaje basado en las competencias, esta técnica resulta muy atractiva por su capacidad de formar profesionales más preparados y mejor equipados para enfrentar los desafíos y problemáticas que plantea el mundo laboral actual.


En concreto, el aprendizaje basado en competencias, consiste en centrar el avance de los estudiantes, no ya en su determinación para cumplir con un tiempo determinado de cursada y un programa fijo, sino que en su capacidad de dominar distintas temáticas, y demostrar su comprensión de las mismas. Así, los estudiantes son capaces de llevar sus estudios a su propio ritmo, rindiendo exámenes y trabajando en proyectos en los que quede manifiesto su dominio de cada tema para obtener los créditos que le permitan avanzar en su carrera.


De este modo, los proponentes de esta metodología, sugieren que se eliminarán muchas de las desigualdades en el nivel de los distintos estudiantes que terminan obteniendo el mismo título, algo que sucede con el modelo tradicional educativo, en el que dos profesionales que estudiaron juntos y obtuvieron un promedio similar, pueden tener grandes discrepancias entre ellos en su capacidad de comprender y aplicar distintos saberes.


Al mismo tiempo, dado que no se basa en un programa específico sino que en el estímulo al alumno a enfocarse en distintas áreas del conocimiento hasta dominarlas, el Aprendizaje basado en competencias, fomenta distintas habilidades extras. Estas son definidas por algunos autores como el “saber conocer”, es decir, la capacidad de aprender de manera autónoma, y tomando fuentes que exceden a una bibliografía limitada por un programa; el “saber hacer”, es decir la capacidad de dominar métodos y estrategias enfocadas a la aplicación de este conocimiento; y el “saber ser”, es decir las actitudes y capacidades de colaborar y vincularse con otros que lleva a los estudiantes a convertirse en actores sociales hábiles, en líderes, en emprendedores, y en innovadores, tanto en el ámbito profesional como en la vida diaria.


Las 4 ventajas del aprendizaje basado en competencias

Este modelo cuenta con una gran cantidad de ventajas por sobre el modelo tradicional. Entre ellas se destacan:


1. La capacidad del estudiante de aprovechar sus conocimientos previos - Al evaluarse su nivel de comprensión de una temática y su capacidad de aplicarla en ejercicios teóricos y prácticos, el Aprendizaje basado en competencias no requiere que los estudiantes se apeguen a un programa en particular para poder avanzar. Así, se optimiza su tiempo, ya no deben repetir el aprendizaje de conocimientos previos, ni tener que tramitar tediosas equivalencias para poder avanzar en sus carreras.


2. Flexibilidad y autogestión - Una de las grandes ventajas de este modelo es que exime a los estudiantes de tener que seguir programas rígidos, y adaptarse a tiempos de cursada como trimestres o semestres, y les permite seguir su propio ritmo, superando las etapas según su capacidad de asimilar el conocimiento y aprender a ponerlo en práctica.


3. Transparencia y consistencia en las habilidades de los graduados - Al requerir un mayor dominio de las temáticas por parte de los egresados, esta metodología puede ofrecer mejores garantías de su capacidad de adaptarse a determinadas posiciones y hacer ciertos trabajos. Si bien los títulos regulares hoy pueden ofrecer una cierta orientación en cuanto a los conocimientos de los profesionales, éstos no ofrecen garantías acerca de su dominio de cada uno de los tópicos estudiados durante sus carreras.


4. Formación integral y desarrollo de ciudadanía - Otra ventaja de esta metodología es que requiere que, para aprobar, los estudiantes desarrollen una gran cantidad de habilidades pensamiento lógico, aprendizaje continuo, y comunicación, algo que no siempre ocurre en las carreras tradicionales.


Todo esto es posible gracias a que esta metodología requiere que los estudiantes se hagan responsables de su propio aprendizaje, se organicen, y guíen ellos mismos su proceso académico, lo cual resulta más parecido al estilo que deberán afrontar en su vida laboral y profesional, que el seguimiento de un programa preestablecido.


Un desafío en la Implementación

Sin embargo, con todas estas ventajas y claridad conceptual, la idea Aprendizaje basado en competencias puede resultar un poco abstracta. Y esto resulta en un desafío en su implementación tanto desde el punto de vista administrativo, como en relación a los sistemas de IT.


De acuerdo con la revista EdTech, muchas instituciones están teniendo problemas a la hora de adaptar sus sistemas a los programas basados en esta metodología. Y es que, con las desventajas relativas que produce su rigidez, los programas tradicionales tienen el beneficio de contar con un sistema de reportes consistentes, métricas ya establecidas, y hasta sistemas de inscripción con tiempos claros y marcados. En un sistema de Aprendizaje basado en competencias, en el que los estudiantes siguen su propio ritmo, y pueden empezar y concretar la cursada de las distintas materias al paso que ellos dispongan, el sistema de inscripción y seguimiento puede resultar, cuanto menos, caótico. Y lo mismo ocurre con otros procesos.


Al mismo tiempo, el desarrollo de este tipo de cursos, requiere de un gran despliegue tecnológico, que ponga a disposición de los estudiantes de recursos como lecciones en video, ejercicios en línea, y disponibilidad de tiempo completo de foros y espacios de debate, así como de mentores y tutores que puedan ayudarlos a desarrollar la investigación de las temáticas, resolver sus dudas, y guiar su proceso de aprendizaje.

Esto significa que la adopción de esta metodología requiere de un alejamiento muy marcado del modelo tradicional, y que se desarrollen procesos y sistemas nuevos con los que muchas instituciones no cuentan y en los que, hasta que no se demuestre su viabilidad, no tendrán incentivos en desarrollar o adquirir de proveedores externos.


Una metodología que todavía no despierta interés entre los estudiantes

A pesar de estas dificultades, más de 500 universidades han lanzado programas de este tipo en los Estados Unidos durante el último año. Los mismos, sin embargo, no han demostrado una tracción muy significativa. Los estudiantes, en cambio, están prefiriendo registrarse en programas tradicionales, con trimestres definidos, horarios de cursada, y todos los elementos de la educación clásica.


De acuerdo con algunos analistas, esto puede deberse a que la oferta no está lo suficientemente bien diferenciada, y sus ventajas no se encuentran claras, con lo cual resulta comprensible que no haya más postulantes. Otros, hablan del problema de la falta de una infraestructura que permita desarrollar estos programas de manera eficiente. En ese sentido, falta que las universidades, o el ecosistema emprendedor, creen soluciones capaces de llevar adelante este tipo de cursos de una manera que resulte práctica, fácil de seguir, y que mantenga las ventajas que esta metodología propone.


Es posible que todavía no estemos en el punto en que desarrollar el Aprendizaje basado en competencias a gran escala en las instancias de educación superior sea viable. Sin embargo, es posible que durante los próximos años esta metodología se vuelva más frecuente. Esto dependerá tanto de los resultados que los primeros programas puedan demostrar y, por otro lado, de la capacidad de los emprendedores en EdTech y de las instituciones educativas de encontrar soluciones tecnológicas capaces de llevarlo adelante de manera eficaz.


Fuentes

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